SOBREFUERZA
DE ROSALÍA DE CASTRO
Pero CON RABIA me veréis con un corazón rebelde
convirtiendo
el recuerdo en deseo indivisible;
sé
que precisa fuerza tendré más allá del día,
sé
que lucha adentro no será en vano.
Ávida
me veréis contra las telarañas impuestas,
¡qué
ruidos retarán mis latidos irresistibles!,
que
iré a la multitud -aunque no me aliente-
con
un puñal de lágrimas y un sol como fondo.
Mientras
un grito viva abriendo la tierra,
mientras
los niños se sonrían por una promesa nueva,
así
será lo que no sabe nunca la noche
con
raíces de luz más altas que la sangre.
Sé
que precisaré de un deseo entre los huesos,
sé
que tengo que amar hacia los frutos malheridos
porque
se desenreden de las lluvias de lo triste,
tristes
sin dudas como abandonados firmamentos.
Sé
que habrá que inventar la existencia sobremanera,
que
permitir los rumbos libres sin descanso casi;
mas
no querré -por dignidad- a los que se encierran con sombras,
a
quien se encierra así: con sombras, con sombras, con sombras.
Sí,
ni a los que me habiten las cruces que no interrogan,
ni
a las nubes que ignoran su abrazo fluyéndose siquiera;
no
querré ¡nada!, ¡nada! hasta partirse el mundo,
si
no es un poco de victoria ya
viva
contra la muerte.