miércoles, 18 de septiembre de 2013


2 de octubre del 2000

         A Ernesto Cardenal


hasta qué golpes iremos
hasta qué golpes
con arrastrado valor
hasta qué golpes
inarrancables
hasta qué golpes
para que no nos crean locos y descarriados
bastos y perdidos bajo ala atípica ceguedad de los sacudimientos
hasta qué golpes con honor de mandingas
o de deselegidos o de desahuciados
o de atlantes sin apenas un poder que nos respete
un seudopoder apenas
hasta qué golpes iremos subversivos
hasta qué golpes
con nuestros pobres alientos
o con nuestros pequeños alientos
hasta qué golpes duros
si -de veras- nunca tuvimos banca
si -verlo- nunca tuvimos best-seller
sino este espectáculo anónimo y desapremiado
éste o mierda
que vapulean los insomnios
hasta qué golpes nos daremos un abrazo al menos
un trinquis de dulzura
sin ya un plan a la última moda sin una necioterapia
sin un mero escapismo a otro tema sepultando a un niño duramente sólo con huesos
hasta qué golpes seguiremos así
así en maldito así
contra la indiferencia - esa enferma y puerca indiferencia -
sin nada o sin opulentas energías
oh pero irremediables sí irremediables
mundo arriba
inmundamente abajo


hasta qué golpes: sí debidamente ausentes

sábado, 7 de septiembre de 2013


a los niños de la guerra



en mi corazón hay
un desembarcadero de LÁGRIMAS

y un horror lobo pregunta por mi calidad de hombre

Yo estoy muy despistado:
hay que desembarcar
más LÁGRIMAS
estoy muy acelerado – dirían nervioso -
para hacer comprender si hay quienes comprendan

fuman con el fusil muy tranquilos unos parangicos
tranquilamente
con su parangia vacilando: - "Hace buen tiempo".
- "Somos fuertes".
la culpa se acalambra en la vaguedad del lejano don
que observa la subhistoria triste
o si no hace crucigramas con la mentira del mundo

de qué huesos creeremos