sábado, 4 de enero de 2014


YA HACE UN MAR

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Madre, te encuentro un tanto humilde y un tanto despellejaaada,
¡ay!, de tanto perder perdida
por la intemperie de la mala uva.

Te encuentro indefensa de universo,
malpagada por no sé,
segada por la desolación que sólo los hondos precipicios saben.

¿Entiendes ya cuando se nos cae la carne
y todo está sordo,
frío en su crimen de negación fría
y las palabras honestas se marean de ello, escupen?

Entenderé de amor
por tanto que pase...;
mientras, la hipocresía escribirá miles de libros con negocio censurador y miles de libros sobreprotegidos a contra dignidad -sólo eso saben hacer-.

(Pena dan las palabras.)

Pero, yo soy la esperanza indomable del mundo,
únicamente busco lo que fue el mar, el cielo y... la vida.