miércoles, 11 de diciembre de 2013


A CÉSAR VALLEJO

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Le sobraba a él un poco de tarde arrodillada,
le rompieron los huesos para desquitarlo de la vida,
le repitieron el silencio -un silencio de odio y noche-
y luego, en la gran prontitud,
le enterraron en la misma injusticia donde se pudrió.


Ha dicho, ha dicho el cansancio indetenible que no más                                                    descansa,
ha dicho que se arruina de muertos,
que se enloquece él ya perro gritando
como una flor sola en el mundo.


La esperanza mordió en la cárcel con el todo “tanto”
y pensó al fin 
piedad
como un malparido de ojos...
en duermevela sucia.


Porque -sin un por qué- echar fuera y censurar es fácil,
es fácil apalear como al beso en pie
y dar así la luna tras crucificarla.


Se empuña y se empuñará siempre, ¡qué más da!, la belleza sin nombre
aunque no quieran luego, no quieran duros
                                         enlagrimarla al abismo
en una velocidad digna

porque no hubo, no hubo la sangre al frente.

martes, 3 de diciembre de 2013


SIN TERRITORIO


En el vigilar del silencio yazgo

esta Primavera todavía no se ha destruido
aquí
se ha hecho lo mejor para abalanzarse contra la noche
soñar con la voz el hueso
conocer el tiempo como Rimbaud
seguir en la maraña de recuerdos la rosada esperanza de lo eterno

cansado
yo me creé a a mí mismo

cuando entré a este infierno hacía frío
pero nadie me gana a gritar
cuando parecía que todo se había hecho de locura
brilló una estrella
contemplada sólo por mis lágrimas

nadie me gana en mi vida a gritar

embuchado de gritos como los desesperados
ilusionado de gritos como los desesperados
cantando de gritos a una sepultura ciega

21/10/1999