NO PUEDO YA
Penando estoy aquí, con pocos lloro,
arreglando palabras
donde haría
anoche un viento
fuerte y me latía
la espesa fuerza lenta
de algún toro.
Figurando palabras,
soñar de oro,
creyendo que por
amor comprendería
alguien mi vida, sí, hoy ya más fría,
herida tras herida
por los poros.
Y mi estado así,
torpe sorbo de hueso
negro, que acabará
con mi insistencia
de luchar; pues, no
puedo, no, no puedo.
¿Y a qué suprema
soledad confeso
seré - !oh tanto dolor! - de mi existencia
que el final pido
por no ver el miedo?