ALBA PIRATA
Todo persigue a las
palabras,
todo
o alguna maldición
aún más
de la indeleble
muerte.
Si vas al patio,
si vas al ático,
si vas al sueño
último
de tu corazón,
allí está
el hito de la ceniza
y del humo.
A un sur o a un
norte
calladamente
lloras
porque duramente te
cala la levedad,
la justicia en
blanco
o el rencor del
olvido.
Es una deriva inútil
y, frente a ella, tu
fuerza de voz
es sólo una sangre
invisible,
es sólo una flor de
insomnio
como a libertad
prohibida
que se va
envenenando más sus miedos.
Como llamada extraña
tanto se repite el
ingenuo deseo
o el cielo amor
o la quimérica alma.
¡Oh lujoso de nadie!
No, no has desnudado
los rastros,
no has descifrado
siquiera una sombra,
ni la prisa que te
duerme,
ni la soledad que te
enlaza
a su alba pirata.