lunes, 26 de noviembre de 2012



ALBA PIRATA



Todo persigue a las palabras,
todo
o alguna maldición
aún más
de la indeleble muerte.

Si vas al patio,
si vas al ático,
si vas al sueño último
de tu corazón,
                         allí está
el hito de la ceniza
y del humo.

A un sur o a un norte
calladamente
lloras
porque duramente te cala la levedad,
la justicia en blanco
o el rencor del olvido.                                                                                  
                                                                                                                  
Es una deriva inútil
y, frente a ella, tu fuerza de voz
es sólo una sangre invisible,
es sólo una flor de insomnio
como a libertad prohibida
que se va envenenando más sus miedos.

Como llamada extraña
tanto se repite el ingenuo deseo
o el cielo amor
o la quimérica alma.

¡Oh lujoso de nadie!

No, no has desnudado los rastros,
no has descifrado siquiera una sombra,
ni la prisa que te duerme,
ni la soledad que te enlaza
a su alba pirata.

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