domingo, 28 de abril de 2013


EL MAR TIENE QUE SER


El mar tiene que ser de miradas que nos llevan,
tiene que ser algo
de todo lo que nos sucede...,
tiene que ser
                algo dentro
que nos imagina,
dulzura quizás (por cuido)  con su brisa suavísima
de amor.

El mar tiene que ser                       
la cíclica humildad también en donde se pre-enseña
                       (por agua vital)
mágicamente lo desnudo de la muerte,
                    como una transustancia del tiempo.

El mar tiene que ser (sólo ser) algo nuestro,
voz de llama con sangre,
voz
a través de la panteísta luz
y derivamente
la libertad, la esperanza.

El mar tiene que ser
lo que nos acerca.

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